Nos conocimos

"Amor nacido del odio, pronto te he visto, tarde te he conocido"

Nos conocimos en un sueño... estaba yo sentada en una banca en frente de una escalera, subiste esas escaleras y de inmediato pude percibir tu sencilla idea de chico complicado. Todos los sueños comenzaron cuando te vi, cuando te extrañe sin conocerte. No importaba en lo absoluto lo que mis ojos decían y mi boca callaba ya que solo era otra amante más.

Tenía un extraño presentimiento. En situaciones como estas crees en la existencia del destino. Tú llegaste solo a mí. Eras perfecto. Y mientras más cerca estuve de ese sueño más ilusa fui. Pero seguiste atado a mi montaña rusa emocional al infierno. Y me odiaba por eso.
Te extrañé. En los meses que no hablamos, conocí a otros chicos, y aunque pude haber llenado el vacío en mí, no llene lo que yo sabía que faltaba. No había nadie más como tú. Nadie me hizo sonreír como lo hiciste, nadie podía acercarse a mí como tu, nadie tenía esa intensidad en los ojos, nadie.

Es raro pero contigo supe desde un inicio que sería algo más que solo conocidos y que seria muy diferente. Eras mi extraño favorito. Tú respondías de formas que me descolocaban. O actuabas y te acercabas, o te mantenías distante, o buscabas acercarte más. Tú elegías. Es ahora recién cuando me doy el espacio para pensar y hablar conmigo misma, con preguntas incoherentes sobre mí. Extensas discusiones hacia mi forma de vivir e involucrarme con personas en una charla con mi madre. Ella lo sabe, yo lo sé. Es lo que más claro tengo sobre mí; quiero lo que no puedo tener, y un exacto ejemplo es él. Pero tengo un enorme muro construido que es casi imposible romperlo. Se podría decir que tengo un estilo poco usual de masoquismo emocional.

Erotomaníaca, yo. Delicadamente este paradigma es repetido con cada persona nueva en mi corazón, porque mientras más sabores pruebes, más lo quieres.